Dirección:
James L. Brooks. Con: Jack Nicholson, Greg Kinnear, Shirley Knight, Cuba Gooding Jr, Skeet Ulrich. EE.UU. 1997 |
Resulta
prácticamente imposible pensar en esta película sin Jack
Nicholson
como protagonista. Su personaje parece escrito a su
medida para dar rienda suelta a sus excesos y organizar
un festival interpretativo de primer orden. El actor
encarna a un excéntrico novelista con todos los defectos
del mundo: odia a los animales, a los homosexuales, es
machista, intolerante, maniático y cínico. Un tipo
sumamente inteligente, pero también un redomado imbécil
con el que es difícil (por no decir imposible) tratar.
Son frecuentes sus broncas con su vecino, un joven
artista gay al que machaca todo lo que puede y más. Sin
embargo, el pintor se ve envuelto en una pelea y el
escritor se ve obligado a hacerse cargo del perrito del
muchacho. Paralelamente acude cada día a un restaurante
donde conoce a una camarera con la que tiene frecuentes
broncas, pero que parece la única capaz de mantenerlo a
raya. La chica tiene un hijo que padece una extraña
enfermedad que le ha debilitado mucho. La relación con
todos ellos hará que el carácter de este hombre
auténticamente despreciable vaya cambiando
progresivamente y vaya humanizándose. La principal
virtud de la película radica en el guión,
divertidísimo y repleto de mala leche, que consigue
arrancar las carcajadas del público con frecuencia. Otro
de sus alicientes radica en la elección de actores. Nadie se imagina, por ejemplo, a Tom Hanks de protagonista. Nicholson está pasadito de vueltas, pero quizá menos de lo que cabría esperar de él. Greg Kinnear (el tercer vértice del triángulo de la nueva versión de Sabrina) se mueve bien con un papel bombón y las auténticas revelaciones son la encantadora Helen Hunt (Twister) y la veterana Shirley Knight (que ha engordado un montón y de chica pizpireta y monina ha pasado a divertida matrona). El defecto principal es que, para seguir la moda imperante, la película es demasiado larga. La historia de amor se estira como un chiclé y son excesivas sus dos horas y veinte. Lástima, porque con unos cuantos recortes hubiera quedado mucho más redonda. Por cierto, la dirige James L. Brooks, el de La fuerza del cariño (Terms of endearment) y Al filo de la noticia (Broadcast news), aunque puestos a ser sinceros, en esta película el director es lo de menos y se limita a hacer lo que debe, no estorbar. |