contacto  
 

Lo mundano contra lo trascendente, la razón contra la fe, el actuar por conveniencia en lugar de seguir los propios códigos personales; una vez más se está en presencia de tales enfrentamientos. Así se ve perfecta y excelentemente registrado en la Pelicula Contacto, de Robert Zemeckis, basada en la novela homónima del astrónomo Carl Sagan -recientemente fallecido-, quien a su vez asesoró parte de la filmación.

Quien piense que ésta es sólo otra película sobre naves espaciales y extraterrestres insulsos con buenos o malos propósitos, debería desprenderse un poco de sus prejuicios contra la ciencia-ficción antes de enfrentarse con la cinta. Contacto trata mas bien del encuentro con nosotros mismos a partir de los demás. Es significativo que Zemeckis, cual Velásquez en Las Meninas, haya experimentado tanto en esta película con tomas del espejo reflejando a Eleanor Arroway (Jodie Foster): se recuerdan especialmente las escenas de la muerte del padre de Eleanor (o Ellie) cuando ella tenía diez años, o el enfrentamiento con quien fuera su mentor, Dave Drunlin (interpretado por Tom Skerritt), cuando éste había cancelado el programa de Búsqueda de inteligencia Extra-terrestre en Arecibo. En algún momento de la película, cuando Ellie ha viajado a “Vega” mediante una máquina cuyos planos habían sido proporcionados por una inteligencia superior, ella se reencuentra, aparentemente, con su padre, quien le comenta algo más o menos así: Muchas veces lo único que nos queda son los demás. El ejemplo de los otros (el oportunismo de Drumlin, el furor racionalista de Kitz, un funcionario gubernamental interpretado -como cosa rara- por James Woods, la fe de Joss Palmer (Matthew Mc-Conaughey) ayudan a Ellie a definirse como persona, a adoptar posiciones y a ver cosas que quizá no notaría por sí misma.

La cinta posee, por tanto, resonancias épicas. Se considera que un héroe (aquí, heroína) llega a ser tal al pasar por una serie de pruebas que implican el enfrentamiento con lo desconocido y, por supuesto, la superación de tales pruebas, para llegar a ser iniciados y, posteriormente, volver al mundo conocido y hacer partícipe a la comunidad del beneficio consecuente por la iniciación. El ir en busca de la prueba siempre implica un viaje: “Siempre hay que tener en cuenta el matiz riesgoso que tradicionalemnte implicaba un viaje a tierras extranjeras (...) Travel, cambiando de idioma, deriva del francés Travail, fatiga, trabajo.” (Siverino, 1993:49)1 . Ellie Arroway, la heroína, va a efectuar este viaje hasta “tierras muy lejanas”, aunque, curiosamente -gracias a la puesta en práctica de una teoría einsteniana-, pareciera que nunca sale de la Tierra. El viaje, para Ellie, acaba constituyéndose de alguna manera en acto de fe; la va a transformar en lo más profundo, la ayudará a completarse como ser que forma parte del Universo. Además, si se parte de que la vista posee una relación directa con la razón (según aquello de “ver para creer”, por dar un caso), es de suponer por qué fue tan definitiva la ingerencia de un ciego en el lanzamiento de la nave que transportó a Ellie hasta Vega (y así ver “lo desconocido”). Lo desconocido está incluso dentro de nosotros mismos: somos seres incrédulos, atados y acostumbrados a esta dimensión, sin tener idea (como diría Ellie) de que las cosas pueden ser distintas, de que la razón humana es el medio y no la finalidad de hacer la historia.

1 Siverino, Eduardo. “De Carabelas, la experiencia del viaje en Adán Buenosayres”. En Criterion. No. 6, Caracas, 1993.

 
       
Título original: Contact
País: Estados Unidos (1997)
Intérpretes: Jodie Foster, Matthew McConaughey
Tom Skerritt, James Woods, David Morse...
Música: Alan Silvestri
Director: Robert Zemeckis, basada en la novela de Carl Sagan.